La diabetes y el riesgo de demencia: otra buena razón para controlarse el azúcar en la sangre.
Por Laura Williamson, ·¬ÇÑÊÓƵ News
Hay muchas razones para evitar contraer diabetes o para mantenerla controlada si ya se tiene, pues el padecimiento implica un mayor riesgo de enfermedades cardíacas o ataques cerebrales y de sufrir una amputación de pie o pierna. Esta es otra: la diabetes es uno de los riesgos principales para padecer demencia.
Aunque los investigadores siguen estudiando las causas de ese riesgo adicional, algo que ya saben es que se relaciona con las subidas – y bajadas – de los niveles de azúcar en la sangre en el cuerpo.
"En ambos casos, diabetes de Tipo 1 o de Tipo 2, el control de la glucemia es muy importante" para mantener una buena salud cerebral, dijo Rachel Whitmer, jefa de la división de epidemiología de la Universidad de California en Davis y directora asociada del Centro de Investigación de la Enfermedad de Alzheimer en esa escuela. "Eso es otro motivador para llevar buen control".
La buena vigilancia de los niveles de glucosa en la sangre es uno de los siete cambios de estilo de vida que se pueden hacer para mejorar la salud cardíaca y cerebral, denominados Los 7 Pasos (Life's Simple 7 en inglés) por la ·¬ÇÑÊÓƵ. Se trata de un paso que podría ayudar a más de 34.2 millones de personas que viven con diabetes en Estados Unidos.
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, la vasta mayoría de las personas con diabetes tienen diabetes de Tipo 2, la cual, como la demencia, se hace cada vez más prevalente al envejecer. Esta diabetes ocurre cuando el cuerpo no puede utilizar adecuadamente la insulina que produce para controlar los niveles de azúcar en la sangre. Se desarrolla a lo largo de muchos años y suele relacionarse con el sobrepeso o la obesidad. La diabetes de tipo 1 es una enfermedad autoinmune con la cual el organismo deja de producir insulina.
La mayoría de las investigaciones sobre la relación entre la diabetes y la demencia se refieren a la diabetes de Tipo 2, la cual, , duplica aproximadamente el riesgo de ese padecimiento y puede hacer que se desarrolle unos años antes. En el caso de las personas con diabetes de Tipo 1, los avances en el tratamiento han permitido alargar la vida, lo que ha facilitado que los investigadores comenzaran a estudiar cómo la enfermedad afecta las capacidades cognitivas a medida que los pacientes envejecen.
"Ahora viven hasta edades en las que corren el riesgo de padecer enfermedades que se producen más adelante", dijo Whitmer, que también es investigador adjunto de la División de Investigación de Kaiser Permanente de California Norte.
Whitmer dirigió un estudio para Kaiser en el que se demostró que los adultos mayores con diabetes de Tipo 1 que fueron hospitalizados por un solo extremo de azúcar en la sangre tenían un mayor riesgo de demencia, mientras que los hospitalizados tanto por niveles altos como bajos tenían probabilidades seis veces mayores de desarrollar demencia posteriormente.
En su laboratorio de Winston-Salem en Carolina del Norte, Shannon Macauley, profesora adjunta de gerontología y medicina geriátrica de la Facultad de Medicina de Wake Forest, estudia la relación entre la diabetes de Tipo 2 y la enfermedad de Alzheimer.
"La glucosa es increíblemente importante para el cerebro", dijo Macauley. Aunque sólo representa el 2% del peso del cuerpo, el cerebro utiliza entre el 20% y el 30% de la glucosa sanguínea circulante. "La gente no aprecia lo mucho que el cerebro chupa la glucosa de la sangre; es un gran consumidor de la glucosa disponible".
A diferencia de otros órganos, el cerebro no puede almacenar el exceso de glucosa, añadió. Eso lo hace vulnerable a las subidas y bajadas. "Necesita glucosa a demanda de manera rápida, pero eso hace que el cerebro corra un riesgo excesivo cuando los niveles de glucosa pasan de un extremo a otro".
Las de Macauley que un exceso de glucosa podría provocar una rápida producción de beta-amiloides, proteínas que se agrupan para formar placas amiloides en el cerebro. El beta-amiloide ha sido implicado en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.
Cuando el cerebro produce repentinamente un exceso de beta-amiloide, es "como se si bloqueara el tráfico en una carretera", dijo Macauley. "Todos los automovilistas tienen que encontrar la manera de desviarse para seguir circulando. Las células no pueden llegar a donde tienen que ir, no pueden comunicarse correctamente con otras células y pierden su eficacia".
Por otra parte, las cantidades insuficientes de glucosa en el cerebro le roban la energía que necesita para realizar sus tareas, dijo. "Se necesita tener energía disponible para cada tarea como hablar, pensar, abrocharse la camisa. La energía también se destina a mantener vivas las células y el cerebro. Si el nivel de glucosa disminuye demasiado, el cerebro queda hambriento no puede hacer lo que tiene que hacer".
Prevenir la demencia no es la única forma en que un buen control de la glucosa en la sangre ayuda al cerebro, dijo Whitmer.
"También ayuda a prevenir un ataque cerebral", agregó. "El cerebro tiene muchos vasos sanguíneos. Un buen control glucémico equivale a una buena salud de este sistema circulatorio y, lo que es bueno para el corazón, también es bueno para el cerebro".
Tanto en el caso de personas con diabetes de Tipo 1 o con Tipo 2, hay muchas medidas que se pueden tomar para mantener los niveles de azúcar en la sangre a un nivel uniforme.
Primeramente, es importante conocer sus mediciones. Incluso los niveles de azúcar en sangre ligeramente superiores a los normales –una condición conocida como prediabetes– pueden empezar a hacer daño, dijo Macauley. Para estar en el rango saludable, los niveles deben ser inferiores a 100 mg/dl, y las mediciones de 100-125 mg/dl se consideran prediabetes.
"Estar en ese rango puede ser un indicio de que la salud de la persona se está viendo afectada", dijo Macauley. Una persona puede tener sobrepeso, llevar una dieta poco saludable, fumar o no dormir lo suficiente o hacer ejercicio físico. "El ejercicio hace que se utilice esa glucosa extra".
Si la alimentación y el ejercicio no ayudan lo suficiente, añadió que podría ser necesario tomar medicamentos.
Las personas con diabetes de Tipo 1 deben revisarse los niveles de azúcar en la sangre a lo largo del día porque lo que comen y la actividad física que realizan pueden hacer que los niveles suban o bajen. Los expertos en salud recomiendan que lleven consigo ayudas como caramelos, jugo de fruta o pastillas de glucosa para aumentar los niveles en caso de que bajen demasiado.
A medida que las personas con diabetes de Tipo 1 viven más tiempo, dijo Whitmer, los investigadores deben enfocarse en otras formas de asegurar que sigan sanos conforme pasan los años. "Realmente tenemos que dar un paso atrás y pensar en cómo podemos aumentar las posibilidades de que esta población de pacientes envejezca con éxito".
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